Lázaro Domínguez González, guardián de la tradición zoque en Chapultenango
- Noé Farrera Garzón
- hace 6 días
- 3 Min. de lectura
Lázaro Domínguez González, conocido con respeto como Tata Lasyi’a, es un referente cultural de los pueblos originarios de Chiapas. Nacido en junio de 1955 en San Pedro Yaspak, municipio de Chapultenango, se ha distinguido como músico, danzante y Jarakom (padre o jefe del pueblo zoque), desempeñando un papel central en la preservación de rituales ancestrales y tradiciones comunitarias.
Reconocido como maestro tradicionalista y ramilletero, su presencia es indispensable en ceremonias religiosas, actividades culturales y sociales, siempre en defensa de la tierra y el agua, elementos sagrados en la cosmovisión zoque, aclarando, que no se trata de un brujo, curandero o chamán zoque, es un promotor nato de su cultura.
En sus propias palabras, dijo que los principales de su pueblo, siendo él joven, fueron quienes le otorgaron este don, responsabilidad que por ya varias décadas ha desempeñado y cuidado en las formas y costumbres de sus tradiciones, legado que piensa será entregado al siguiente elegido, el que, seguramente, también será llamado por los ancestros como lo fue él.

Entre sus contribuciones más destacadas se encuentra su papel como mayordomo principal en rituales por el agua, donde dirige ceremonias en manantiales sagrados, agradeciendo en lengua zoque a Nasakobajk (madre/padre tierra) y transmitiendo la importancia de proteger los recursos naturales.
La escritora zoque Miqueas Sánchez Gómez ha sido también una figura clave en la difusión y reconocimiento del legado cultural de Don Lázaro Domínguez González. Con su obra literaria ha dedicado palabras y letras que exaltan la vida, la cosmovisión y la trayectoria de este maestro tradicionalista, convirtiéndose en una de las principales voces que promueven la cultura zoque en la actualidad. Su labor ha permitido visibilizar a personajes emblemáticos como Don Lázaro, mostrando cómo su ejemplo inspira tanto a artistas como a comunidades enteras en la preservación de la memoria y las prácticas ancestrales.
Domínguez también es uno de los últimos practicantes del Jami’atkuy, un arte ceremonial que fusiona el lenguaje zoque antiguo con oraciones católicas, cargado de metáforas y musicalidad que invitan a la reflexión y la armonía con el entorno.
Además de ser ejecutante de flauta de carrizo y tambor, ha formado a generaciones de niños y jóvenes en danzas tradicionales como la Yomo’etze, Kak’etze y, especialmente, la Nipi’etze o danza de la siembra, celebrada cada 2 de febrero en Chapultenango. Este ritual comunitario, cargado de simbolismo y gratitud por la abundancia de la vida, reúne a familias enteras en torno a las semillas, los frutos y la esperanza de cosechas prósperas.
A lo largo de más de cuatro décadas, Don Lázaro ha representado al pueblo zoque en festivales del Instituto Nacional Indigenista (hoy INPI), el CELALI, la radiodifusora XECOPA y el Festival Maya-Zoque-Chiapaneca, además de ser parte del documental Nasakopajk, dirigido por el cineasta tzotzil Néstor Jiménez. Su legado ha sido reconocido por programas como el PACMYC, consolidándolo como un símbolo vivo de resistencia cultural, uniendo espiritualidad, memoria y educación comunitaria en torno a la cultura zoque.
Actualmente, Don Lázaro Domínguez González se encuentra inscrito en la convocatoria Tesoro Humano Vivo, un reconocimiento que busca salvaguardar y honrar a las y los portadores de saberes ancestrales en México. Este nombramiento representa no solo un homenaje a su trayectoria, sino también un acto de justicia cultural hacia quienes han dedicado su vida a mantener vivas las tradiciones y conocimientos comunitarios.
En el caso de Don Lázaro, su postulación resalta la importancia de proteger y valorar a quienes, como él, son puentes entre la memoria histórica y las nuevas generaciones, garantizando que el legado zoque siga vigente y fortalecido en el tiempo.



Comentarios