Esperanza Díaz Hernández: guardiana del arte tradicional en Chiapa de Corzo
- Noé Farrera Garzón
- 22 jul
- 2 Min. de lectura
Desde el centro del barrio Santa Elena en Chiapa de Corzo, Chiapas, emerge la figura de la maestra artesana Esperanza Díaz Hernández, una mujer que ha dedicado su vida a preservar y transmitir el legado cultural de su comunidad a través de dos expresiones emblemáticas: la laca chiapaneca y el bordado artesanal.
Desde niña, Esperanza se sintió atraída por las manos creativas de su madre, quien bordaba con delicadeza sobre tul de seda. A los 12 años, su inquietud artística la llevó a ingresar a la Casa Escuela de Tradiciones, donde fue discípula de la reconocida maestra Rosalba Cameras Balbuena. Ahí, aprendió los secretos del decorado en laca, una técnica que combina tradición prehispánica y herencia colonial.

Maestra en el manejo del aje —una grasa natural derivada de cochinillas— y de pigmentos minerales, Esperanza emplea pinceles artesanales elaborados con plumas de guajolote y pelo de gato para dar vida a motivos florales y geométricos sobre toles amargos, frutos vacíos tratados con esmero para convertirse en obras de arte funcionales. Su proceso minucioso incluye remojo, secado, resanado, laqueado y decoración, respetando los tiempos y saberes ancestrales.
En el ámbito del bordado, su talento se extiende a la máquina de pedal, con la cual ha confeccionado piezas tan complejas como vestidos de quinceañera, cargados de simbolismo, identidad y belleza estética.
El impacto de Esperanza va más allá de lo artístico: es también una mentora y formadora de nuevas generaciones, compartiendo su conocimiento con jóvenes que buscan aprender no solo una técnica, sino una forma de vida. Su labor inspira a valorar el trabajo artesanal como una vía de expresión cultural y un medio digno de sustento.
Reconocida por diversas instituciones, como la Secretaría de Economía y del Trabajo de Chiapas, y medios como Radio Lagarto, Esperanza ha sido llamada un “legado vivo”. Su historia no solo preserva las técnicas tradicionales, sino que reafirma el espíritu creativo y resiliente de las mujeres chiapanecas.
En una época donde la globalización amenaza con borrar las identidades locales, la maestra Esperanza Díaz Hernández teje identidad, memoria y comunidad, reafirmando que el arte popular es también resistencia, raíz y orgullo.



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