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  • Foto del escritorAlejandra Orozco

Conquistando el volcán Tacaná

La geografía de nuestro estado es tan completa, que podemos encontrar playas en Tonalá o Tapachula, manglares en Catazajá, una selva en la ciudad en el ZooMAT, un bosque neblado en San Cristóbal, las junglas de sus reservas naturales, lagunas cristalinas en Montebello, cascadas sorprendentes como El Chiflón, zonas arqueológicas como Palenque, y también volcanes que se pueden escalar.



En Unión Juárez se encuentra el Tacaná, místico y majestuoso, venerado por las antiguas civilizaciones que edificaron Izapa a sus pies, alcanza los 4 mil 100 metros de altura y es todo un reto para los excursionistas que se proponen conquistar su cima, ya que deben enfrentarse a las inclemencias del tiempo, al cansancio y a las exigencias físicas y mentales del recorrido.


Se puede llegar desde Tapachula a la comunidad de Unión Juárez, desde donde hay dos rutas posibles: por Chiquihuites o por Talquián, en ambas hay gente local que te guía y te puede rentar mulas para cargar tus cosas, venderte aguas, refrescos, y en algunos puntos hasta desayunos y comidas para recargar energías.


El costo para ingresar es de 150 pesos: 50 por ser un Área Natural Protegida, y otros 100 en apoyo ya sea a la Sociedad Cooperativa Bosque de Nieve (ruta Chiquihuite) o a la Sociedad Cooperativa Casa de Fuego (ruta Talquián), según se elija; niños menores de seis años y adultos mayores están libres del pago, mismo que sirve para dar mantenimiento a la infraestructura, como limpieza de senderos, recolección de residuos sólidos, recorridos de vigilancia y en su caso, operativos de rescate.


En cada temporada de ascenso y descenso, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) estima que ascienden de 4 a 5 mil personas, impulsando así la economía local de quienes viven de estas experiencias ecoturísticas prestando sus servicios como guías o proveedores de alimentos y bebidas, incluso quienes rentan equipos o animales de carga.



Yo no he tenido la oportunidad de visitarlo, pero varios de mis amigos sí, todos coinciden en que es una mega friega el ascenso -incluso algunos no lograron llegar a la cima- pero que vale totalmente la pena el esfuerzo, pues a lo largo del camino vas sintiendo todos los niveles de clima, con vegetación desde selva alta, bosques de pino, selva de niebla y zacatonales, y ni se diga la vista desde arriba.


Este volcán, compartido por México y Guatemala, es un volcán activo, aunque no hace erupción desde mayo de 1986, se mantiene una constante vigilancia y monitoreo sobre él por parte de la UNICACH y Protección Civil para descartar cualquier riesgo, pues los expertos señalan que los volcanes no hacen erupción de un momento a otro, sino que van dando señales de alerta.


También señalan que se requiere una buena preparación física para el ascenso; primero se inicia con un tramo de dos horas de caminata, para parar a desayunar seguido de un ascenso fuerte de cinco horas que lleva al campamento donde se puede pasar la noche, ahí se llega por la tarde, se montan las casas y la fogata, pues la temperatura alcanza hasta 0 grados de madrugada, incluso la hierba amanece helada, pero conforme va pasando el día, el sol se va asomando, esto es ventaja y desventaja, muchos prefieren subir de madrugada porque el sol fatiga y hace más pesado el recorrido.


A la mañana siguiente, se continúa con el ascenso de dos horas que lleva al cráter, antes del cual hay una caminata de 30 minutos hasta la cumbre, algunos no llegan a este punto, sino que se quedan en el campamento porque la altitud hace de las suyas y no todos están en la mejor forma física, así que deben desistir.


Algunos tips de quienes ya han viajado, son: llevar ropa cómoda, de preferencia floja o de licra para escalar con facilidad; usar botas de montaña con suela antiderrapante, ya que casi todo el año llueve y hay áreas muy húmedas y resbalosas, de preferencia que estén usadas para evitar las ampollas. También se debe usar bloqueador solar, ya que en lugares altos las quemaduras son severas.
Se recomienda llevar guantes de ciclismo para no lastimarse con las piedras; en la maleta de día, cargar con gorra, una playera, impermeable, un suéter ligero, agua, chocolates, nueces, almendras, frutas como manzanas y plátano; medicinas como sal de uvas, paracetamol, anti inflamatorios, curitas, alcohol y micropore.




En el equipaje pesado, que a veces es cargado por mulas, se puede llevar tienda de campaña, sleeping bag, gorra para temperaturas bajas, guantes, bufanda, chamarra de pluma y comida para dos días.


Creo que por mi falta de condición o actividad física, no me atrevería a subir, quizá con un poco de preparación podría intentarlo, pero me queda claro que vale la pena por las fotos que he visto, además de que tachar “subir un volcán” de mi lista de cosas por hacer en la vida estaría increíble.

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