El mundo cada vez más acelerado –aunado a la evolución y desarrollo tecnológico- ha provocado la simplificación en la vida del ser humano. Antes era la rueda, posteriormente la rueda tirada por caballos. Finalmente el automóvil. Y como éste existen un sin número que han hecho sencilla la compleja vida del hombre moderno.
Un ejemplo de esta simplificación son los llamados alimentos enlatados. Éstos han ayudado al hombre a “ahorrar tiempo” dentro de sus saturadas actividades.
Todo ello debido a que no pueden evitarse las necesidad fisiológicas, si no, ya hubiera desaparecido la palabra alimento de la rutina.
Ejemplificaré -a manera de analogía- los alimentos enlatados con la redacción publicitaria.
La simplificación es la principal característica de la escritura del publicista.
Esta simplificación deriva de la prisa que tiene el ser humano hoy en día. Y esta prisa es uno de los factores determinantes del nuevo tipo de redacción, del nuevo tipo de alimentación: la enlatada
Algunos expertos en publicidad relacionan esta simplificación con la aparición de la imagen. La comunicación a través de ésta es más cómoda y más universal. Por tanto, este proceso de simplificación ha llevado a la adecuación de una nueva forma de expresión: la lengua publicitaria -la comida enlatada-, una nueva forma de alimentación, resultado del ajetreado mundo moderno.
La lengua publicitaria busca transmitir la mayor información de la manera más breve posible, como los enlatados: alimentar de la forma más práctica posible.
No se debe olvidar que la redacción publicitaria provoca alteraciones sintácticas. Esto no quiere decir que esté bien o mal, simplemente lo hace saber, así como es de todos sabido que los alimentos enlatados también presentan esas alteraciones en sus componentes, al estar hechos de conservadores y sustancias químicas que les ayudan a no perecer.
Considero que esta “nueva redacción”, la redacción publicitaria no se debe simplemente a la vida apresurada que exige comunicaciones rápidas. No. Hay (o debe haber) una justificación, una selección de elementos gramaticales para emplear los más eficientes dentro de la comunicación para publicidad. Es decir, no se trata de crear alimentos enlatados únicamente para “ahorrarle tiempo” al hombre moderno. Deben existir como una respuesta a un mundo evolucionado, y como una opción más de alimentación, que además de ser práctica se vuelva nutritiva al organismo humano.
La redacción publicitaria “juega” hasta donde se lo permite el lector, y se desvía de la norma hasta donde se lo consiente el receptor. Es verdad, los alimentos enlatados duran hasta su fecha de caducidad y hasta que el tendero los exhibe en su mostrador.
Finalmente, es importante hacer mención de que entre la redacción estándar –por llamarla de algún modo- y la publicitaria existen diferencias –como lo existen en los alimentos “estándar” y los enlatados-, pero éstas no son motivo de peligro para la comunicación, como no lo son para la salud del hombre que los consume.
De igual modo es importante señalar que la redacción publicitaria se realiza con criterios lingüísticos que deben respetarse, así como los alimentos enlatados que se producen bajo ciertos criterios de calidad.
Como publicista es importante conocer el lenguaje (tanto estándar como publicitario), sus componentes y sus reglas para emplearlo de manera efectiva en el momento de la comunicación.
Los alimentos enlatados ayudan al ser humano a simplificar su vida, pero no deben simplificar su salud. Deben elaborarse cumpliendo normas de calidad, y deben consumirse antes de su fecha de caducidad.
Lo mismo debe suceder con la redacción publicitaria.
No sabía usar el abrelatas. Y sin embargo aprendí… Pero no olvidé mi mano para cortar los frutos de los árboles…
Commentaires